«40» LA ÚLTIMA HUELLA
No se trata de una premonición, ni de un deseo, sino de una realidad. “40” el nuevo trabajo de STRAY CATS está en las tiendas. El primer punto positivo es precisamente ese, el poder revivir las emociones y sensaciones de tu adolescencia, cuando ibas a tu dealer discográfico y adquirías el último trabajo de tu grupo preferido, algo, sin lugar a dudas, muy difícil de volver a experimentar, dadas las intermitencias del trío como grupo activo y el estado actual de la industria discográfica.
Otro aspecto que me agrada es que a estas alturas todavía STRAY CATS nos sorprenda, o dicho de otro modo que, a estas alturas, no conozcamos la idiosincrasia de la banda.
STRAY CATS nunca ha sido un grupo de rockabilly al uso y siempre, por decirlo de alguna manera, han hecho lo que les ha dado la gana.
Lo pudimos experimentar con su primer trabajo: un caramelo envenenado con ecos imposibles de mezclar en una banda de este estilo; ska, punk rock, jazz girando alrededor de verdaderos trallazos de rockabilly clásico. Lógicamente la parroquia roquera más purista no los aceptó. Con “Gonna Ball” pasó algo parecido, un acercamiento al blues, que la prensa y medios aprovecharon para retirarles su apoyo, sin embargo, esta fue la segunda lección para acercarse y conocer a STRAY CATS. Con el tercero, pasaron a la historia por facturar un disco clave y genuino de rockabilly. Pero llegaron más discos; “Rock Therapy”, una macedonia de rock and roll poco valorada; “Blast Off”, otro puñetazo en la mesa por si no estábamos avisados; “Lets Go Faster”, un trabajo que muestra la faceta más rock pop del trío; “Choo Choo Hot Fish” que con su tema estrella daba otra vuelta de tuerca a su visión particular de entender este género. Y ahora después de 26 años nos llega un nuevo disco que, después de haberlo escuchado, me viene a la cabeza una palabra.
ECLÉCTICO. Esa es la palabra, y según la RAE significa “Combinación de elementos de diversos estilos, ideas o posibilidades”
Y esto es lo que siempre han hecho STRAY CATS, desde sus principios, combinar, mezclar, fusionar, calibrar, algo inusual, arriesgado y con muchas limitaciones en un género como el rockabilly, y que la gran mayoría, con el paso del tiempo, hemos aceptado, saboreado, valorado y, por supuesto, bailado.
¿Por qué? Porque el trío de Massapequa, antes que nada, son músicos y aunque tu amor de juventud o tu compañera de madurez sea el rockabilly, esto no quiere decir que no puedas experimentar con ello y siempre lo han hecho.
Y la experimentación nos trae un nuevo matiz, el RIESGO, y algunas preguntas:
¿Qué necesidad tienen de sacar un nuevo disco? ¿Por qué no se han conformado con un nuevo tour europeo? (como al que nos tienen acostumbrados) ¿Tienen algo que demostrar? ¿Por qué no han sacado otro Blast Off?
En primer lugar, mi respuesta es ARITMÉTICA: porque Setzer, Slim Jim y Rocker saben que el nombre de STRAY CATS es más grande que la suma de sus carreras.
En segundo lugar, porque disfrutan. ¿Quién diría que no a una reunión con sus viejos colegas? (a pesar de los conflictos de adolescencia (Sí, tenían 18 y 20 años cuando sometieron al planeta con su música en su primera etapa) pero eso pasó, y, ahora, más que demostrar lo que tienen ganas es de mostrar.
En tercer lugar, porque hay un aliciente económico, por supuesto (cuantas veces les habrá propuesto Slim a sus compañeros una vuelta…además el batería ya se fue de la lengua en 2014 cuando anunció la grabación de un nuevo trabajo “fantasma” que ahora se ha hecho realidad).
En cuarto lugar, porque Setzer lo ha propuesto, porque, aunque se trate de un trío, siempre hay alguien que tiene más peso y ese es y siempre ha sido el rubiales.
En quinto lugar, porque son capaces de jugar su mejor baza y defender cualquiera de sus discos sobre un escenario (tal y como lo han demostrado hace unos meses en USA).
Hace 26 años no existían redes sociales y la conectividad era muy limitada, es por eso por lo que “40” sea el álbum más analizado y criticado de todos sus predecesores. Me ha sorprendido la respuesta dramática (cercana a la autoflagelación o al suicido), por un lado, y positiva, por otro lado, que se ha podido ver en las redes estas últimas semanas.
Este disco se debería degustar con perspectiva, para banda y fans, con 60 castañas y 26 años sin grabar y entendiendo la trayectoria discográfica de la banda y la idiosincrasia de la que hablaba antes.
Eso no pretende ser un sinónimo de minusvalía, sino que trato de poner el foco en que la manera en que la fuerza de la música de STRAY CATS nos llega ahora es diferente, también por la madurez de los fans por supuesto, (sólo hay que escuchar la versión extra, más reciente, que aparece del “Double Talking Baby” y que formaba parte en 1981 de su álbum de debut).
La otra respuesta que he percibido es positiva y me ha gustado leer una palabra y que define muy bien, este trabajo, DIGNO. ¿Por qué no lo iba a ser? ¿No han puesto medios, tiempo e intención?
Este disco también es una especie de mosaico de su trayectoria, aunque también Setzer ha aprovechado para hacerse un homenaje así mismo, tanto por las decisiones tomadas en la contratación de profesionales, más cercanos a su círculo o trayectoria (letras y producción) como por el sonido “Setzer” que impregna algunos de los cortes del disco. Parece como si los otros dos se hubieran desentendido y hubieran ido a mesa puesta.
Me ha sorprendido (nuevamente) la inclusión de un tema como “I attract Trouble” que lanza un guiño new wave a su etapa con The Bloodless Paraophs y al ambiente underground de finales de los setenta en NY; ecos de Richard Hell, Cramps y toda la camarilla del Max´s Kansas City
“I´ve got Love It you Want it” recuerda a “You re Humbugging” de Lefty Frizzell y es junto a “That´s Messed Up” lo más cercano al rock blues de antaño que ya recrearon en otros trabajos.
En “I´ll Be Looking Out For You”, “Cry Danger” o en “When Nothing´s Going Right” (magnífica la voz de Lee) podemos encontrar más ecos de “Let´s Go Faster”, su disco más rock pop con diferencia, o “Rock Therapy”.
En “Desperado” no nos han querido privar de su habitual instrumental, pero esta vez, nos han transportado desde los salones de baile del High School (“Sleepwalk”), o los clubes de jazz (“Nine Lives” hasta el corazón de Almería, disfrazado de Spaggethi western… algo nuevo, algo ecléctico…
Pero también nos dejan melocotonazos rockabillies, como la excelente “Mean Picki´n Mama”, la controvertida, vacilona y pegadiza (grandes coros) “Rock It off” por sus comienzos rescatados de “My Way” de Cochran, “Cat Fight” o el rock and roll setzeriano, “Three Time´s a Charm”, inspirado en los trabajos más swing de Gene Vincent, su otra gran referencia.
Cierra el disco, “Devil Train”, para sacar el jugo a la parte rítmica del trío, ofreciéndonos una potente melodía con ritmos endiablados de western.
Algunos opinan que los solos de Setzer podrían haber sido más contundentes o elaborados. Él ha declarado que no quería que estuviera presente esa grandilocuencia que aparecía en algunos de sus trabajos, sin embargo, en este disco pienso que esa “contención” o sencillez, ha sido más una virtud que un defecto para el tipo de trabajo que es.
Otros dicen que una producción de Edmunds hubiera dado más juego, (una producción del galés siempre dará mucho juego) pero, por otro lado, Brian quería introducir un nuevo matiz y deseaba grabar el disco “en directo” aunque no quería ese sonido de los años cincuenta, que tantos quebraderos de cabeza le dio en “Built For Speed”, quería algo más moderno, sin embargo, y a pesar de que el sonido no es malo, en este disco esa premisa no juega a favor, definitivamente, hay algo extraño, Slim Jim, en algunos temas, suena más opaco y el Slappin de Rocker prácticamente desaparece y en otras canciones el instrumento se escucha bajo.
Por otro lado, los coros suenan muy bien y son perfectos para las canciones propuestas y, en ese apartado, han sabido sacar partido a uno de los puntos fuertes del trío.
Otros lo tildan de disco “perezoso” en la composición y es que Mike Himelstein, el compositor que firma, junto a Brian, 6 de las 12 canciones del disco, y que ya hizo un buen trabajo en “Ignition”, simplemente, a petición del grupo, ha buscado nuevas letras y no ceñirse a hot rods y chicas, según ha declarado recientemente Setzer. No creo que el punto flaco de este disco sea ese. Además, perezoso hubiera sido jugar con el comodín de las versiones, tres o cuatro covers de clásicos del rockabilly para contentar a la parroquia y disco finiquitado, pero no, es el primer disco del trío que no incluye ninguna versión.
Es cierto, que algunas de las primeras canciones que fueron lanzadas, como “Cry Danger” (compuesta también por el guitarra de Tom Petty, Mike Campbell) no fueron muy acertadas, desde el punto de vista estratégico, alcanzando el grado de “réplica” de un tema de su primer álbum en solitario, “Aztec”, pero de ahí a no reconocer los galones, ni respetar a la banda de rockabilly más influyente del planeta hay un trecho.
Tampoco el diseño de la estructura del disco está bien planteado, en cuanto al orden de las canciones, creo que está desequilibrado, por eso es posible que guste más la cara B, aunque el principio de la cara A sea muy prometedor. Si hubieran cambiado de orden algunas y/o sustituido alguna, el resultado final hubiera sido más redondo.
Sin embargo, me gusta, pienso que es un disco muy interesante y siempre es un placer escuchar algo nuevo de los gatos y creo que algunas canciones en directo serán brutales …
No se trata de su mejor disco (será casi imposible superar al álbum de debut o al “Rant ´n Rave”), pero produce una familiar sensación… ¡tienes ganas de más!! Y cuánto más lo escuchas más te gusta… el tiempo será el que ponga a este nuevo trabajo en otra perspectiva y valoración y sino al tiempo…
Nunca, o casi nunca, ha sido lo que nosotros queríamos o esperábamos. El gato se mea en las esquinas y marca su territorio.
STRAY CATS siguen su camino y para mí la conclusión más importante de este nuevo trabajo es que, con un poco de suerte, los tres hayan cogido el gustillo de estar en un estudio, de nuevo, y se atrevan con más grabaciones en el futuro, entonces más que nunca “40” cobraría su significado, pasando a ser otra huella más en un camino llamado Stray Cat Strut o “el pavoneo del gato descarriado” para nosotros.
Señoras y señores, con todos ustedes una vez más, STRAY CATS.
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